EL BAÚL DE LOS RECUERDOS – NUEVA SECCIÓN
Este nuevo espacio está diseñado por ustedes y para ustedes, mis queridos lectores. En esta sección estaré compartiendo las diferentes historias que ustedes nos hagan llegar a través del correo info@detrasdelcristal.com, o por medio de redes sociales.
Inauguramos esta sección con la crónica de una de mis más fieles y antiguas lectoras.
INTRO
¿Alguna vez te han advertido de no hacer algo, y sin querer terminas haciendo exactamente lo opuesto?
Y es que, «suele pasar», pero que pasa cuando se te divierte repetidas veces y de manera muy especifica «jamás ir a cierto lugar», porque es una de las zonas más peligrosas de la ciudad y tú eres una adolescente, recién llegada de otro lugar y además, distraída. Ahora imagina que tomas «la ruta» (transporte público) equivocada y terminas caminando en el lugar del que se te advirtió a las nueve y media de la noche, sin batería en el teléfono y sin dinero.
PERDIDA EN EL BARRIO XONACA
Eso que les relato sucedió en realidad. En mi defensa tengo que decir que no tenía ni un mes que me había mudado con mi hermana, quien llevaba un tiempo viviendo allá con su novio y por esas fechas recién habían adquirido una casa para poder recibirme. Yo tenía 18 años, estaba recién graduada de la preparatoria y lista para ir a una de las universidades en la ciudad de Puebla, aquella fue la razón por la que me mude con mi hermana.
Al llegar a su casa, si de algo me advirtió ella fue de tener mucho cuidado a la hora de tomar el transporte de regreso a casa pues este de repente se congestionaba mucho y los asaltos y robos estaban a la orden del día.
También me advirtió haciendo énfasis en jamás tomar ningún camión que llevara la leyenda «Barrio Xonaca», pues aquella línea resultaba ser asaltada con frecuencia, y además de que el barrio en sí es peligroso, y esto es real.
Seguí todas las indicciones de mi hermana y todo resulto bien por unos días, pero cierta tarde salí con mi novio de aquel entonces y se nos hizo tarde, vivíamos en sentidos opuestos de la ciudad, así que en determinado momento tuvimos que tomar camiones separados. Eran como las siete y media de la noche, yo iba cansada y con apenas dinero suficiente para pagar mi el pasaje.
Al subirme a mi camión lo primero que hice fue sentarme a un costado del chofer y pedirle que por favor me avisara cuando llegáramos al puente de piedra. Después le un mensaje a mi hermana avisándole que estaría en casa en unos veinte minutos y menos mal que salió el mensaje, pues justo después de enviado mi teléfono se quedó sin pila. Entonces, encendí mi iPod, y me puse a escuchar música mientras miraba por la ventana, y así empece un recorrido que sin darme cuenta resulto más largo e incluso distinto, pero no preste mayor atención.
El camión siguió su recorrido y yo no lograba ver nada que me pareciera familiar, pero no me preocupe, como sea ya estaba en el camión y era solo cuestión de tiempo para llegar a mi destino, solo tenía que esperar a que el chofer me avisara.
Pero siguieron pasando los minutos y el chofer no decía nada y tampoco alcanzaba a ver el dichoso puente ni nada conocido. Las calles, los locales, todo era diferente, pero pensé que talvez de noche se veía diferente y decidí seguir el recorrido.
El camión continuo su recorrido y casi antes de llegar a su base, cuando ya solo era yo la única pasajera y el chofer se detuvo a pie de un callejón y me dijo que hasta ahí llegaba, pero que no me preocupara porque justo al cruzar la calle pasaban los camiones que iban de regreso al centro de la ciudad. Después de bajar y antes de que este arrancara le pregunté donde estábamos: el Barrio Xonaca.— me respondió.
Para este punto ya estaba algo preocupada, de alguna manera había tomado mal el camión y había llegado justo al lugar donde mi hermana me dijo que no fuera.
Aquel callejón se veía muy oscuro y yo no quise esperar en aquel lugar, sin mucho que hacer y pidiéndole a Dios que me cuidara empece a caminar hasta que vi un taxi, le pedí que se detuviera y le pregunte si podría llevarme a la dirección de mi hermana. El taxista al escuchar la dirección me pregunto si estaba segura de la dirección, pues esta estaba al otro lado de la ciudad.
Antes de subirme al taxi le pregunté al conductor ¿en cuánto me saldría su servicio?, pero este me dijo que me subiera y que en el camino arreglábamos el precio. Al principio esto me pareció sospechoso, pero al ver que unos tipos se acercaban apresuradamente a donde nosotros estábamos me subí al carro y partimos casi inmediatamente.
Al subir, el chofer me pregunto ¿qué hacía caminando a esas horas sola por esas calles?. Le comenté lo que me había pasado y este comento que había tenido mucha suerte por encontrarme con él, y aseguro que si los tipos que vimos acercándose me hubieran encontrado primero la historia hubiera sido diferente. Y en ese momento, al escucharlo le agradecí a Dios por haber puesto a aquel taxi en mi camino aquella noche.
Durante en camino de regreso a casa reflexioné mucho sobre lo ocurrido, lo que el taxista me comento, lo que vi, reflexione sobre todo y la verdad me sentía agobiada.
Le pregunté al señor la hora, y eran ya las nueve y media de la noche; yo sabía que estaba completamente a salvo, pero también sabía que en casa me esperaba una regañada masiva por parte de mi hermana y eso también me tenía si me tenía mortificada. Mi estrés era tal que incluso el taxista me presto su teléfono para avisarle a mi hermana que estaba en camino, ella me contesto e intente explicarle, pero ella no estaba contenta.
Al llegar a casa de mi hermana, le pedí que me esperara en lo que entraba a la casa por dinero y también pregunte ¿cuánto le debía por el servicio?. Pero este muy amable me dijo que no era nada, que se quedaba con la buena acción de haber hecho que una joven llegara a salvo a su casa.
Antes de irse, el taxista me dijo: «suerte con su hermana». Y como de esperarse, ella me esperaba en la sala de la casa con los ojos rojos, llena de preocupación, enojo y frustración. Aquella noche a ambas nos fue como en feria, a mí con sus regaños y a ella con mi cuñado por regañarme, pero esa es historia para otro día.
PD: #TeamPP forever.
Fin.
Wow historias que marcan nuestras vidas ? a mi me pasó algo parecido cuando tenía 14 años salí de casa a buscar trabajo y es algo muy frustrante …
Compártenos tu crónica, Lupita. Te leemos atentos ?